¿Alguna vez has usado algunas prendas que te gustan muchísimo, pero, sientes que no puedes lucir fabulosa en ellas? Te tengo una respuesta, esto no tiene nada que ver con un aspecto físico, sino con tu interior. La decisión de sentirte BIEN depende meramente de ti, la actitud con la que enfrentes el día a día la eliges tú. Por lo tanto, el reflejo de tu imagen se ve afectado.
Continuamente hablamos de la imagen personal, asumimos que es importante aquello que comunicamos con nuestras prendas, sin embargo, existe algo más importante que la imagen, tanto que incluso si vistiéramos la ropa de marca más reconocida, sino contamos con “ese” pequeño “ingrediente” … pasaríamos (y nos sentiríamos) desapercibidas.
Pero ¿cuál es “ese ingrediente”? la ACTITUD.
Tan sencillo que no le tomamos la importancia necesaria, pero compara, ¿cuál es tu actitud del lunes y cuál es la del viernes? Seguramente tu estado de ánimo es diferente; más enérgico, positivo, alegre.
Es importante señalar que la actitud está conformada por los gestos, la postura, las palabras; igual que, el ánimo, pues finalmente determina la manera de ver, pensar y actuar en cada momento. Por ejemplo, una persona que se caracteriza por ser positiva, en cuanto se enfrente a una situación delicada o difícil, su manera de pensar y actuar será completamente diferente de aquella que tiene una actitud negativa. Pues mientras la primera busca soluciones, la segunda se lamenta.
Pero vayamos más allá… ¿cómo surge esta actitud positiva o negativa? En un post anterior habíamos comentado que la actitud es una cuestión de decisión. Sin embargo, para poder determinarla, es importante el autonocimiento, la autoestima y la autoconfianza. ¿Por qué? Bueno, si no te aceptas o no te gusta cómo eres, estarás constantemente encontrándote defectos y tendrás una imagen negativa de ti. Imagen que todos notamos porque tu cuerpo, tus palabras y hasta tus acciones lo exteriorizan.
“Debemos comprender que no somos perfectos y la intención no es serlo. Nuestro objetivo es ser felices, así que hay que trabajar en ello. Para lograrlo hay que aceptar las cosas como son, que algunas actividades no las haremos bien, que no tenemos las habilidades para eso y que podemos aprenderlas. Pero, no centrarnos solo en lo negativo, no restemos importancia a lo positivo, a lo que sí podemos hacer sin mayor complicación”.
Aguilar
Ejercicio: Para fortalecer tu actitud positiva, cada vez que pienses en algún defecto o una situación desagradable, piensa en 3 éxitos que hayas conseguido. ¡Reprogramemos la mente!
Transmitamos una actitud, no positiva, TRIUNFADORA, seguras de nosotras mismas, que, en la mirada, al caminar, en el saludo, en las expresiones; todos lo noten. Proyectando confianza en los demás.
Recordemos, la actitud es un trabajo interno, así que la imagen personal no es cuestión de belleza, es cuestión de ACTITUD.