Alguna vez has escuchado hablar de “mantén una actitud positiva” o “sé positiva”, pero realmente, ¿qué significa esto? Está claro que, para el logro o fracaso de una acción, existen diferentes factores: los recursos que tenemos, la motivación, el plan a seguir y claro, la actitud. Entonces, ¿cómo influye mi actitud para el logro de mis objetivos? A continuación, hablaremos de ello.
Pero… ¿qué es la actitud?
Primero debemos comprender qué es la actitud y, aunque muchos creemos saber lo que significa, quizá estamos un poco perdidos y confundimos el término. Alguna vez te ha pasado que mientras hablas de alguna experiencia desagradable, alguien te responde “Tampoco es tan grave lo que le pasó, lo mío sí que fue peor…” y la conversación gira entorno al suceso de la otra persona. Bueno, esa es una actitud (y negativa).
Con el ejemplo anterior, podemos afirmar que la actitud es un conjunto de sentimientos, creencias y comportamientos. Así que, de acuerdo con la actitud que tengas, será la manera en que afrontes cada circunstancia.
Por lo tanto, es un aspecto determinante a la hora de reaccionar ante una situación. Dicha situación puede ser negativa o positiva, todo depende de TI.
¿Para qué me sirve tener actitud?
Una de sus funciones es la UTILIDAD, es decir, te acerca al cumplimiento de tus metas. En consecuencia, la actitud es una decisión personal.
Tú decides cómo enfrentas tu día, cómo solucionas un conflicto, el entusiasmo para realizar alguna actividad… tú tienes poder.
Con todo esto, no pretendemos que vivas en un mundo “color de rosa”, sino que seas consciente de tus acciones, estar a la “defensiva” nos trae consecuencias como frustraciones, corajes, inseguridades. En cambio, si analizamos la situación y tratamos de encontrar una cosa positiva… ¿qué crees? Siempre aparece.
“Aprende a sonreír en cada situación y verlas como oportunidades para probar tu fortaleza y habilidades”.
Joe Brown.
Parecido a lo que dicen, “lo negativo atrae lo negativo” y esto aplica claramente a la actitud. Cuando convives con alguien de tu trabajo y lo notas molesto, de mal humor, hasta maleducado, ¿te gusta estar con esa persona? Evidentemente no, porque si lo haces, hasta tú terminarías enojada. Al contrario, si fuera una persona sonriente, comprometida, amigable y continuamente trata de resolver los conflictos sin discutir… ¿no te agrada más esta compañía? Claro que sí.
Así que la actitud no sólo determina tus acciones, también contribuye en tus relaciones personales, en cómo te comunicas y en tu bienestar, porque, cuando tenemos una actitud negativa, nos autosaboteamos, no somos capaces de ver nuestro potencial, ni de celebrar nuestros éxitos, en consecuencia, nuestra autoestima disminuye, la autoconfianza se fragmenta, e incluso, puede existir un sentimiento de infelicidad.
Por el contrario, si tenemos una actitud positiva, se refleja en la autoestima, en la seguridad que transmitimos, en las sonrisas que regalamos, en el entusiasmo para realizar las cosas, en la comodidad y en el bienestar que tenemos.
“La felicidad es una actitud. Nos hacemos nosotros mismos desgraciados o felices y fuertes. La cantidad de trabajo es la misma”.
Francesca Reigler.
¿Cómo influye mi actitud para el logro de mis objetivos?
Una actitud positiva busca los mejores resultados aún en las peores circunstancias, ya que busca soluciones, analiza el pasado y permite planear el futuro, en consecuencia, permite mantenerse motivada y comprometida, entregando el máximo potencial para obtener los resultados que se esperan.
-Una actitud positiva provoca una reacción en cadena de pensamientos, eventos y resultados. Es un catalizador y desata extraordinarios resultados.
Wade Boggs.